miércoles, 30 de enero de 2008

THE ROLLING STONES Y LA VERDADERA ALIANZA DE CIVILIZACIONES. BAILAR HASTA LA MUERTE.

El fenómeno de Trance ha atraído siempre a los músicos que tocan instrumentos eléctricos. Es una manera o forma, con carácter, de una huida o escape. Marruecos y concretamente la región de las montañas de Tánger, como el Tibet en la India para los John Lennon y compañía , ha sido elegida por The Rolling Stones como lugar para practicarlo.

Una ciudad espabilada y cosmopolita, donde la convivencia del Islam, del cristianismo y de la religión judía se llevaban a la perfección, bajo las ordenes de un mismo dios, parecían compinchadas. Aquello formaba una auténtica alianza de civilizaciones. Pero, una vez que uno se coloca dentro, la orientación de su intimidad y su comportamiento se desarrollan con total naturalidad y discreción, hasta tal punto que no es necesario ningún guía para conocer Tánger. Pero siempre se ha notado, por toda la ciudad, la existencia de un sabor agrio, de un corazón roto y dividido por las dos potencias coloniales Francia y España en los tempranos años 20. Tánger gozaba de un estado especial como zona internacional, que duró hasta 1956. Las flojas y permisivas leyes de impuestos, y el privilegio como puerto franco, congregó una afluencia notable de europeos, turistas, bohemios, millonarios, buscavidas de cualquier tipo de aventura o de trabajo (incluso el de espías), hombres de negocios, escritores, artistas y vividores variopintos... Por supuesto, esto ha provocado la aparición de los negocios sucios, del contrabando, de la mala y buena vida. Tánger adquirió un encanto discreto pero atrayente. Se convirtió en una ciudad de gozo, de placer y de refugio de personajes de la talla de Brion Gysin, Paul Bowles de Burroughs, Capote, Tennessee Williams, Brian Jones….

Concretamente Brian Jones vino con la intención de descansar unos días y se topó con los principales músicos exponentes de Jajouka así como con los músicos negros Gnawa. Nuevas músicas a descubrir. Músicas antiguas del trance que sacudieron su mente con sus ritmos acelerados y repetitivos, con sus ondas vocales cantadas y su percusión implacable que puede durar varias horas sin interrupción. Le cautivaron, y con la ayuda de las pipas misteriosas, el viaje está asegurado a otros mundos. Al mundo de los sueños nómadas y del humo del kif. Era una especie de libertad, de magia, de rebeldía ante lo convencional. Los peores y tristes recuerdos se ocultan e hipnotizan bajo las piedras de las llanuras y de las tierras de las montañas. Un sonido continuo que induce al trance y se relaciona con los ritos religiosos del Boujloud, del Dios Cabra (basado en disfrazara a un joven con una cabeza de cabra y hacerlo bailar hasta la extenuación, a veces hasta la muerte). Este acto se relaciona con el mito mediterráneo de Pan y con la filosofía religiosa islámica del sufismo de origen persa. La música de los Jajouka es circular e hipnótica, cada ejecutante superpone su frase a la de los demás produciendo un efecto de eco. Los músicos de Jajouka tienen una antigüedad de al menos mil años, pasando sus conocimientos de generación en generación. La música de Jajouka, en particular, se basa en la conjunción de instrumentos de percusión y de viento típicos del Folclor Rifeño tales como la Gaita (entre la oboe y la trompeta), la Lira (una flauta de bambú), el Guimbri (especie de Laud de tres cuerdas) y el tambor de doble cabezal.La gran originalidad de la idea de Brian Jones era la grabación y la incorporación de esta fascinante música en el mundo occidental. Hasta entonces no se había grabado música étnica con fines de edición. Existían grabaciones privadas, no comerciales, como las que había realizado el propio Brion Gysin para su uso. El mismo Paul Bowles, ya en los años 50, grabó música de distintos lugares de Marruecos, sin finalidad alguna en la edición de discos.

Pero esta historia comienza con Paul Bowles, un norteamericano que precozmente escapa del “American Way Life” para realizar frecuentes viajes por Europa hasta adentrarse en Marruecos, Sáhara y Argelia. Conoció Tánger en 1931 enamorándose de la ciudad a la que, sin embargo, no volvió hasta el año 1947 para establecer su residencia definitiva en ella. Para entonces, la devastación de la II Guerra Mundial, el miedo a la bomba atómica y el mundo de rancios valores opresivos, revitaliza a un grupo de escritores norteamericanos que fueron conocidos como la Generación Beat. Eran escritores bohemios, amantes del jazz y de la libertad, defensores de los marginados y de los malditos, con la conciencia y valores orientales del hinduismo o el budismo, no renunciando al uso de las drogas, la sexualidad y la música de vanguardia, y admitiendo que la espiritualidad oriental podía encontrarse también en la música marroquí así como en la músicas étnicas, hasta entonces olvidadas en Occidente. Por ejemplo, no demasiado lejos de Tánger, la villa de Jajouka, situada en un valle en las montañas rifeñas, es el centro de una historia con nombres propios, dos de occidentales y otros dos marroquíes: El escritor Paul Bowles, el pintor Brion Gysin, el también pintor Mohamed Hamri, y el músico Bachir el Attar, sin olvidar que alrededor de estos nombres gira el de otro famoso músico, Brian Jones de los Rolling Stones así como el del propio grupo.

En agosto de 1965, Brian Jones, guitarrista de los Rolling Stones, y su novia, la espectacular Anita Pallenberg, pasaron unos días en Tánger. Durante ese mes de agosto Brian se encontró con Brion Gysin, que le invita a visitar el misterioso pueblo de Jajouka donde las fiestas rituales y la música, alrededor del kif, duran toda la noche.

Dos años mas tarde Mick Jagger, su novia Marianne Faithfull, y Keith Richards toman rumbo a Tánger con la intención de experimentar lo mismo, en compañía de Brian Jones y su pareja Anita Pallenberg. En el trayecto Anita cambia de pareja, de guitarrista a otro guitarrista, y cambia a Brian por keith. Se suceden varias broncas y escenas de celos entre los componentes del grupo. Brian, decidido, pretende aumentar la influencia étnica en la música de Stones con los ritmos marroquíes, intentando también introducir la música Gnawa, originaria de los negros del sur de Marruecos y que en su viaje anterior grabó en Marrakech. Los Gnawa son de la raza de los Bambara practican otra modalidad de música de trance, hipnótica, basada en unos peculiares instrumentos magrebíes tipo grandes crótalos en forma de ocho, acompañada de grandes tambores. Brian Jones se encontraba cada vez mas distanciado del grupo The Rolling Stones. El 9 de junio de 1969, fue expulsado de la banda en la que de hecho ya había dejado de participar hacía tiempo. Semanas después, el 2 de julio de 1969 apareció muerto, aparentemente ahogado, en la piscina de su casa. En el juicio el dictamen fue de una muerte accidental, ocurrida en el fondo de la piscina de Cotchford Farm, debida a los excesos de alcohol y droga, propios de Brian Jones. Pero, las extrañas circunstancias de lo ocurrido aquella noche del 3 de julio de 1969, así como todos los problemas ocurridos en sus viajes de aventuras a Tánger, no han hecho más que alimentar, todos estos años, los rumores sobre el asesinato del guitarrista fundador de los Rolling Stones. Habría razones para un suicidio puesto que Jones se deslizaba por una pendiente destructiva desde que había perdido el liderazgo de la banda y, sobre todo, tras haber sido echado del grupo al que había contribuido a formar y dar fama. Sin embargo, las investigaciones no oficiales realizadas en los últimos años convergen todas en la teoría del asesinato. Está confirmado que Brian Jones durante su estancia en el pueblo de Jajouka tuvo una premonición mientras presenciaba el sacrificio de una cabra y, agarrando su cuello, empezó a gritar: “¡Soy yo, soy yo!”.

En septiembre de 1971 los Rolling Stones decidieron editar en su nuevo sello, como primer disco, “Brian Jones presents the pipes of Pan at Jajouka”, reconocido mundialmente como el primer disco occidental de música étnica. Este disco, aunque tuvo una trascendencia limitada en ese momento, fue un homenaje a Brian Jones y sirvió de impulso a los músicos de Jajouka. El disco salió con un cuadro en portada realizado por Mohamed Hamri, el chico de 15 años que allá en 1947 había encontrado Paul Bowles dibujando en la tierra… Y describe a Brian Jones entre los músicos. Hamri se convirtió en manager de los Maestros Músicos de Jajouka que, poco después, pudieron grabar su propio disco en 1973 (“The Masters musicians of Jajouka”). En 1991, tras varias disputas que se originan por el control de los derechos del disco de Brian Jones de 1971, The Rolling Stones deciden ceder finalmente los derechos a Bachir El Attar, el leader de The Jajouka . En 1995, el disco de Brian Jones es reeditado con el sonido original, eliminando los ecos y efectos añadidos así como la portada original con la pintura de Mohamed Hamri y las notas de Robert Palmer , poniendo en la portada una foto del mismo Bachir.

Pese a todo es realmente escaso el balance de la influencia marroquí en la música de los Stones. Los deseos étnicos de Brian Jones encontraron eco fuera de la música de la banda. El liderazgo de Jagger y Richards llevó la música de los Rolling por otros derroteros, pero a los Stones, o mejor dicho, a su colíder Brian Jones, le corresponde el honor de haber acercado la música de Jajouka a los oídos occidentales. No en balde existe en muchas casas de Jajouka una foto de Brian en señal de agradecimiento a ese extraño europeo rubio que, en la citada villa rifeña, visualizó su propio sacrificio caprino once meses antes de morir. Los Jajouka fieles a su música editan varios discos en los años 90. Ya en 1995 dedican, en su disco Black Eyes, un tema a Brian Jones (“Brahim Jones, very stoned”).

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