Un día cualquiera del mes de marzo, paseaba por la calle ``La Libertad´´ de Tánger y me encontré a mucha gente cantado y levantando una pancarta reclamando sus derechos laborales. Me puse a grabar y a preguntar a qué se debían dichas reivindicaciones. Llevan más de un año manifestándose todas las tardes delante de la célebre puerta del hotel Minzah, han perdido sus trabajos, lo más sagrado.
El hotel Minzah, hace pocos años, está bajo el dominio de un poderoso propietario, un grupo iraquí, al cual no le ha temblado el pulso para poner en la calle a más de una treintena de trabajadores que acarreaban toda una vida currando y dejando la piel en ese hotel. Trabajadores que cobraban un mísero sueldo de alrededor de 250 € al mes. Los han despedido sin indemnización, sin miramientos. Algunos de la plantilla y ex compañeros, se acercan discretamente de vez en cuando a apoyarlos. Ellos sólo piden a cánticos y gritos ser escuchados, y que les brinden la posibilidad de dialogar de nuevo con el administrador del hotel.
El Minzah es un hotel que no puede permitirse el lujo de tener un espectáculo bochornoso y lamentable diariamente delante de su puerta. El Minzah es un Hotel de 5 estrellas, considerado ilustre y de ostentación histórica intachable. Es un referente primordial de la ciudad. Dispone de 140 habitaciones, con precios que oscilan entre 200 y 600 euros. Un hotel que debe cumplir con su deber de indemnizar a sus trabajadores si quiere poner a jovencitos recién salidos de la escuela de hostelería.
El Minzah es un hotel que le corresponde mantener su imagen de galán y de esplendor y que debe cuidar su relación con los trabajadores, que son sin duda los artífices de su existencia.
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