lunes, 11 de diciembre de 2017

¿Debe haber límites a la libertad de expresión?

Foto. Abdellatif Bouziane. Tánger. Diciembre 2017.

Paseando por Tánger, he visto un T-Shirt, con un mensaje encumbrando y dando bombo a Pablo Escobar, el narcotraficante más temible de la historia, responsable directo o indirecto de unos 10.000 asesinatos a lo largo de su vida y se calcula que en sus más de 250 ataques con bombas murieron más de 1.000 civiles. Se trata de una viñeta o un chiste como apoyo a una idea o una manifestación celebrando las hazañas y la aterradora vida de este personaje. Se trata de un eslogan ideado para apoyar el narcotráfico y el crimen organizado. No es un  tributo ni a las víctimas, ni a los familiares afectados, ni a los enganchados, ni a la sociedad civil. Esta en contra a todo tipo de procedimientos de la libertad de expresión, del pluralismo y de la tolerancia democrática. El mal gusto de la camiseta resulta indiscutible, pero lo que realmente asombra es la crueldad y la absoluta falta de razonamiento del fabricante. Me siento indignado de ver una persona portándolo, apelando a la grandeza y la gloria de uno de los capos más sangriento de Medellín. Hay que poner límite y censurar este tipo de ofensas. La libertad de expresión es madura cuando arbitra polémicas semejantes y muestra su legítima indignación ante tal transgresión de mal gusto.

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