viernes, 9 de marzo de 2018

La migración circular

 Jornaleras marroquíes trinchadas en el puerto de Tarifa 
para su posterior viaje en autobús a Huelva. Foto A. Bouziane.

Cientos de miles de personas se han lanzado ayer jueves a las calles de España para reclamar la igualdad real entre hombres y mujeres. Una jornada que se caracterizo con un hecho muy singular, coincidiendo La Huelga General Feminista con El Día Internacional de la Mujer. El movimiento feminista ha logrado una movilización sin precedentes con cientos de concentraciones en todo el país, una huelga general, paros parciales secundados por más de cinco millones de trabajadores.

El mismo día embarcaron de Tánger rumbo a Tarifa decenas de mujeres marroquíes de todas las edades. Las van a llevar a recoger fresas en Huelva. Los derechos de la mujer trabajadora ¡al carajo! Las autoridades españolas se esconden en la única excusa de salvar el 94% de la producción fresera nacional. Un trabajo duro y rechazado por los lugareños y el resto de los parados del país. ¡Qué casualidad!, forzados recurren a la mano de obra extranjera, en concreto la femenina marroquí y llaman a este fenómeno extraterrestre, “las jornaleras migrantes”. Femenina, según capricho e indicaciones de los contratantes, es por la delicadeza y la sensualidad de sus manos y dedos, ya que los varones por su naturaleza, les consideran brutos para manipular un producto tan fino, paradojas de un sistema fraudulento y contradictorio. 

La contribución de estas mujeres migrantes, mal pagadas y discriminadas, es clave para entender la pervivencia y el desarrollo de buena parte de la producción agrícola no solo de Huelva, sino de toda España. Estas jornaleras honradas, están dejadas de la mano de dios, indefensas y vulneradas, no tienen acceso a la ayuda legal para denunciar situaciones de maltrato.

La migración circular quiere decir: la contratación en el país de origen, es un proceso de entrada, estancia y regreso controlados de las jornaleras. La mayoría de ellas están seleccionadas lamentablemente según la descripción social y la situación de necesidad y de penuria en la cual se encuentran. Por si las moscas, y para que no se escapen de los campos, están despojadas de sus pasaportes durante los cuatro meses, se los quitan en las navieras durante la travesía Tánger-Tarifa. Aglutinadas y separadas del resto de los pasajeros tanto en el barco como a su llegada al puerto marítimo español. Se agachan la cabeza y se tapan la cara de vergüenza para no ser fotografiadas. 

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