domingo, 27 de mayo de 2018

Mujeres sin bañador

Agosto 2017. Playa de Achakar. Tánger. Foto. A. Bouziane.

El verano está a la vuelta de la esquina, justo después del Ramadán. Quizás no se debe juzgar a los hombres y mujeres por sus apariencias. Quizás realmente no existe una razón que lo explica todo. ¿Por qué la mayoría de mujeres marroquíes no llevan bañador en las playas? Llueven críticas de todo tipo continuamente. Esa mujer no quiere ser juzgada ni está dispuesta a medirse con otras mujeres que si llevan bañador. Ella va a lo suyo y solo quiere disfrutar del momento. No tiene otra posibilidad.

Esa mujer, la critican no solo por no llevar bañador sino también por su presencia en la playa, por su conducta, su pareja, su vida y por supuesto por su ideología. Yo puedo dejar pasar algunas críticas pero otras no. La situación de esa mujer no parece sencilla. Demasiado para su cuerpo, lo cierto es que yo no dudo de su buena fe, estaría intentando solo pasarlo bien y chapucearse en las aguas del atlántico. Está contenta y pasa olímpicamente de los miles de ojos que la observan. La verdad es muy curioso ver la indumentaria que la mujer marroquí usa en semejante espacio. Está sin temor y convencida que tapada no ofende ni a Dios, ni a su marido, ni a sus padres y tampoco a sus hermanos. Cabe destacar lo que no se puede evitar es que al salir del agua, el vestido empapado queda pegado y ajustado a su cuerpo. Esa criatura queda a merced de los mirones. Eso resulta altamente provocador y al mismo tiempo contradictorio, sarcástico y nada puritano comparándolo con todo lo que ella intenta tapar.

Hay muchos y muchas que cuestionan el poco interés y el escaso conocimiento de esa mujer. Le reprochan el uso del velo y el bañarse tapada. Insisten en que esta mujer no ha decidido voluntariamente, ella sola, bañarse cubierta. Sabemos todos que actualmente en Marruecos existe un gran debate y una enorme dificultad en lo que respecta a los derechos humanos, todo ello al raíz de la desigualdad entre distintos sexos. Estos obstáculos, a la autoridad, le cuesta abordarlos, aplicarlos, entenderlos y le cuesta explicarlos hacia fuera.

Hasta ahora las mujeres y los hombres gozan de total libertad con respecto a bañarse, en las playas, vestidos como les da la gana. Estoy convencido de que en el fondo les da igual. No son gente maleducada ni fundamentalista a rajatabla, ni fanática, ni más machista que el resto de los humanos. Su presencia en la playa no es incómoda ni para los allegados forasteros ni para las mujeres que llevan bañador. Actualmente no hay ni leyes ni normativas ni sectarismos o indicaciones de cómo hay que ponerse en la orilla del mar. Por el momento sus señorías bañistas siguen zambulléndose sin bañador, se sienten, sin lugar a dudas, como en casa.

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