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Boulevard Pasteur. Tánger. Dic.2017. Foto A. Bouziane. |
Marruecos ha apostado por Tánger.
La ciudad está patas arriba, está creciendo
a velocidad de vértigo con una acumulación brutal de inversiones, que todas ellas
giran alrededor del monumental puerto Tánger-Med, que se inauguro ya por el año
2007. También cabe mencionar, la
remodelación y la modernización de su mítico y antiguo puerto marítimo, que
está en su fase final. Paralelamente, a estas dos obras faraónicas, la
población de Tánger ha pasado de 1.000.000 de habitantes en 2011 a rozar
actualmente los 2.500.000. La gente en la calle afirma que la cantidad real sobrepasa
los 3.000.000 y me lo creo. “Efecto llamada”. La verdad que da miedo.
Marruecos ha querido que Tánger
sea el mayor emporio comercial del Mediterráneo y simultáneamente ha querido afianzar
el desafío del flujo turístico y migratorio, Ese último reto implico más
inversiones en infraestructuras para que la ciudad pueda albergar a inversores, curiosos y la imparable migración
rural. Eso implico, sin piedad, el asentamiento salvaje y devastador de la
construcción por toda la ciudad y el levantamiento de mogollón de hoteles en el
paseo marítimo.
Pero hoy quiero hablar de las aceras
de Tánger:
Han pasado ya varios años y aún
me sorprende que todo el mundo siga pasando por alto el insoportable estado de
las aceras en Tánger. Es inaguantable e indecente transitar a pie por
prácticamente toda la ciudad. Siempre he creído que ésta era una asignatura
pendiente. Pensándolo, escribo. En cada esquina uno se cruza, en cada palmo de
acera, con roturas, lozas que faltan, baches, alcantarillas mal puestas, bordillos levantados, escalones, obstáculos, desniveles, falta de pavimento… y
sin hablar, como no, de la suciedad, de la basura y de la ocupación inapropiada por parte de cafeterías y
comercios de los espacios públicos así, como no, de la descomunal venta
ambulante. El panorama real es nefasto y tiende más a empeorar. Creo que a las autoridades solo
esperan el gesto de decepción y de malestar con mofas y críticas a base de
bien. ¡Eso parece! Los transeúntes residen en el más allá y parecen que han
tragado pastelitos alucinógenos. La gente parece extraordinaria, muestra su
ternura y su agradecimiento a la ciudad de Tánger por esta dejadez,
argumentando como está actualmente y hasta donde ha llegado con las dos obras
faraónicas de los dos puertos y que las cosas en otros lugares están aún peor.
Vaya tontería de reflexión, deberían estar disgustados y heridos. Urge la
necesidad de levantar una denuncia del estado imposible de las aceras, y
reflexionar. ¡Impotente! entonces es cuando me pongo malo, es cuando todo mal.
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Calle Holanda. Tánger. Dic.2017. Foto A. Bouziane. |
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Ex-Calle Murillo. Tánger. Dic.2017. Foto A. Bouziane. |
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