Mis dos amigos y dueños del restaurante Kasbah de Tánger, situado en el corazón de la medina, me han confesado su plena obediencia y fidelidad a la cocina marroquí. Se sienten orgullosos y entregados con esta gran apuesta, se dedican, dese hace más de 15 años a pintarnos las mesas de colores, a hacernos esperar impacientes los platos, nos enseñan el extracto de la tradición y el buen hacer gastronómico marroquí, nos sorprenden y a veces nos trasladan a soñar con el pasado entre el oriente y el mediterráneo.
Cuando el pasado Agosto visité, la medina de Tánger, he tenido la oportunidad de conversar largo y tendido con ellos, mientras hacía fotos y más tarde deguste su cocina marroquí. Una cocina casera y tradicional. Una cocina elaborada y muy sencilla, una cocina que evoca misterio y fascinación, una cocina para explorar sabores, aromas, texturas, colores y contrastes, una cocina que combina alegremente lo dulce y lo salado. Es un auténtico ritual que caracteriza la vida familiar marroquí. Ellos se empeñan en que te lleves un recuerdo inolvidable de su restaurante y que disfrutes comiendo de manera distinta y exótica.
Los platos, los presentan en cascada a los comensales venidos de todos los rincones del mundo. Primero las ensaladas, la pasta de hojaldre con aroma de canela, la Harrira. Después el Tajin, los guisos especiales de pollo o cordero, la Pastela, los pinchitos, y sin duda el más emblemático, el Cuscus. Los postres naturales, ni te cuento, los dulces y el ritual del Té ponen el broche final a esta fiesta gastronómica.
Tengo que confesar que nadie me ha presionado a la hora de ejercer mi voto, solo hago caso a mi sentido y a mi humilde saber, no soy un experto en cocina, pero he asistido y vivido varias actuaciones gastronómicas. Es lógico y creativo hacer crítica y ser justo, la cocina del restaurante Kasbah no es ni pretende ser vanguardista, es una cocina sin perjuicios, es por los cuatro costados familiar y cotidiana. Bajo mi punto de vista sólo falta adornarla y presentarla con una historia y una explicación descriptiva aplicada al origen de cada plato y eso lo que se llama una gastronomía con presencia y esencia. No se trata solamente de ser hospitalario y amable o de complicarle la existencia al cliente contándole anécdotas y chistes si no al revés, la gastronomía marroquí debe ir mano a mano con su cultura y su filosofía.
Uno de los dos socios me comentó despidiéndose, que normalmente va vestido de manera tradicional pero que aquel día se lo olvidó el traje en casa. Os invito a comer en el restaurante Kasbah en la medina de Tánger en la calle gzenaya nº 7.
:) Seguimos tu consejo y nos trataron de maravilla. :)
ResponderEliminarUna vez más, gracias por esta página tan acogedora. :)))
Me encantó el restaurante Kasbah he ido varias veces! Conozco a Ali,a su padre (el dueño del restaurante) son MARAVILLOSOS al igual que la deliciosa comida'
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