lunes, 2 de noviembre de 2015

El salto que depende de un hilo.

El salto arriesgado de nuestro guía.
Akchour, Agosto de 2015. Foto. A. Bouziane.
En las montañas del Rif de Marruecos, muy cerquita de la ciudad de Chefchaouen, a unos 120 Km. de Tánger. se encuentra un acceso a un bien preciado, y fundamental, las Cataratas de Akchour, Fuente de Vida. Un lugar donde la importancia del agua para la vida rifeña se hace particularmente evidente. Una explosión de verdor y fecundidad; las adelfas, el laurel y las buganvillas compiten por el dominio en los bordes de las piscinas naturales, azules y cristalinas. 

Sobre el cerro de las colinas que bordean el camino de tierra, a la orilla del curso de agua principal, florecen unos inmensos campos clandestinos de la planta del Kif, desconocidos para la gran mayoría de los turistas que visitan el lugar cada año. Sin el riego natural proporcionado por las cataratas, estos exuberantes campos de cannabis no serían viables. Además de todo esto, hay que sumárselo al problema del agravamiento de la degradación medioambiental. La nota negativa: la aglomeración, la suciedad del entorno y de las aguas provocada por los concurrentes. Es una pena que los que más deberían cuidar aquello sean los que menos lo hacen. Vendría bien una campaña de recogida de residuos o educativa.

Es evidente que la gestión de los recursos hídricos y el mantenimiento presentan grandes deficiencias, posiblemente insuperables, en el futuro próximo de Marruecos. Por lo tanto, el destino de los campos de cannabis de Akchour y la salud del propio ecosistema dependen de un hilo.


Akchour. Foto Abdellatif Bouziane
Akchour. Foto Abdellatif Bouziane

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