sábado, 19 de mayo de 2018

Abdelkader El Badaoui, “El Hombre Teatro”

El dramaturgo Abdelkader El Badaoui. Foto A. Bouziane. Nov. 2017.

Hablar de teatro, ya sea desde un punto de vista teórico o práctico y representativo, indudablemente y sin ninguna duda es hablar en primer lugar de responsabilidades e inquietudes de los principales responsables y dirigentes políticos, que toman las decisiones en las asignaturas culturales. Hablar de teatro debe ser algo bastante común y frecuente, ya que está vinculado a las necesidades culturales y espirituales de cada individuo y de la sociedad en general. Hablar de teatro es hablar de arte. El teatro equivale a la creatividad, a la belleza, al perfil social y al proyecto intelectual. El teatro invoca los valores culturales necesarios y se opone a las representaciones materiales en nuestro comportamiento cotidiano.

Hablar de teatro, es hablar, no cabe duda, del refinamiento del buen gusto, de la exquisitez del sentido estético y de la delicada interacción humana. Estos objetivos, solo se consiguen en las representaciones teatrales. El teatro es existencial, transforma estas limitaciones de nuestras entrelazadas vidas en visiones supremas de cultura y en enfoques soberbios de intelecto y espiritualidad. El teatro está armado de valor y nobleza y lleva la antorcha del pensamiento iluminado. El teatro es la base de nuestras ambiciones y condiciones humanas. El teatro es un sueño legítimo de desarrollo y libertad. El teatro pertenece, al pasado, presente y futuro, pertenece a nuestros considerables logros.

El teatro es, y ha sido durante todos los tiempos, una interfaz de preguntas y reflexiones, en nuestro propio beneficio, sobre una realidad alternativa. Una realidad que el teatro trata de cambiar, intervenir y orientar hacia un ascenso a un patrimonio eterno. El teatro es la fuente del pueblo, es su arma absoluta para hacer los cambios y traer el significado crítico para diseccionar las razones del hundimiento, para reflejar las condiciones de recuperación y luego el ascenso. El teatro es transición a los valores humanos universales. El teatro es la modernidad, la democracia y los derechos humanos. El teatro es la realización y la vanguardia.

Estas son las reflexiones y doctrinas del inevitable dramaturgo Abdelkader El Badaoui, tangerino de nacimiento, “El Hombre Teatro”, de toda la vida. Un hombre que se ha dedicado íntegramente, en cuerpo y alma, a este noble arte. Abdelkader El Badaoui protesta y reclama que, ahora vivimos en Marruecos una época marcada por la renuncia absoluta a la cultura, por la decadencia del teatro, por la pérdida del compás del pensamiento admirado, por la sequía de la creatividad y productividad teatral y por la marginación de artistas profesionales y amateurs. “El Hombre Teatro” nos incita a salvar lo que todavía se puede salvar, a través de la enseñanza y Cultura y que sea el teatro nuestro sueño colectivo. Arremete contra los responsables del ministerio de cultura de Marruecos por todos los males actuales del teatro marroquí y por no querer hacer nada para promoverlo. Abdelkader El Badaoui, “El Hombre Teatro”.

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