Sufrimiento. Colección Esperanza. 2016. Acrílico sobre lienzo 60x80cm. |
A principio de los 50´ fue realmente cuando Tánger se metió de lleno y se convirtió y hasta hoy en la atracción de los homosexuales europeos y americanos, que huían de las restricciones y limitaciones en sus propios países. Tánger y luego por contagio, otros puntos del país, fueron y siguen siendo invitaciones persuasivas a abusar, disfrutar de un ambiente jugoso con total libertinaje y relajación. Fue en Tánger y exactamente en su mítico puerto marítimo donde empezó todo ese tinglado, la peregrinación homosexual que luego se propago a otras ciudades marroquíes como si fuera imán para los turistas gay.
Tánger antes de la independencia gozaba de un estatus internacional de soberanía propia hasta 1956, fue administrada por varios países europeos y estaba libre de rigidez y rigor en su estado de deberes y derechos y más aún en el asunto de la homosexualidad. Tánger se había convertido en una ciudad utópica, se había bautizado como una especie de un Eco-polvo gigante, lleno de placeres tenebrosos y desconocidos hasta entonces.
La homosexualidad de un plumazo dejo de ser un pecado y prohibida a ser el auténtico gancho turístico. Las prácticas se consumían sin temor ni acoso. Las autoridades y los templos religiosos tanto musulmanes, judíos y cristianos, solo exigían discreción a cambio de obsequios y donativos sustanciales. La proliferación abundante de jóvenes autóctonos que necesitaban dinero, alcohol y droga era un desmadre total. La brecha de riqueza entre extranjeros y marroquíes era tan enorme que creó un próspero mercado de prostitución. Dentro y fuera de Marruecos empezaron los rumores sobre su honorabilidad. La reputación era y es de rara, pecadora, desagradable y a veces hasta vergonzosa.
Entonces, ¿por qué Marruecos, un país islámico aparentemente devoto, permitió que floreciera la homosexualidad de occidentales? La respuesta podría ser una incongruencia o una paradoja. La población marroquí en principio se compone de bereberes, árabe de varias vocaciones religiosas. Todos comparten una fe absoluta en la sexualidad plena de solo hombres con mujeres, y que cualquier otra relación es una amenaza para la familia y la sociedad. En la comunidad marroquí como país mayoritariamente de cultura musulmana y como en cualquier otro país musulmán, siempre ha existido un encanto, una atracción o una tentación hacia la práctica de la homosexualidad en secreto. Pero a pesar de esta paradoja, la sexualidad en Marruecos es algo muy silencioso, muy personal y su práctica es tolerante pero no se predica. El sexo entre personas del mismo género es ilegal en Marruecos y actualmente está penada con entre seis meses y tres años de cárcel, aunque los tribunales marroquís cada vez condenan menos ese tipo de “delitos”. Mientras últimamente multitud de voces, publicaciones, artículos, libros se muestran indulgentes con los homosexuales que intentan salir de la clandestinidad.
En fin, la tolerancia homosexual de los occidentales en marruecos, es en contraste con los 50´ hasta hoy sigue siendo ligada desgraciadamente a la pedofilia y al turismo sexual. Eso es alarmante dentro del sistema judicial actual marroquí. En términos generales, sigue habiendo una proliferación de unos ricos y sofisticados europeos y norteamericanos, de gozar de carta blanca, de hacer todo tipo de experimentos con los menores. Me invade la tristeza porque jamás conoceremos el sufrimiento y la opinión de los padres y afectados con esa desfalcadora tolerancia.