jueves, 29 de noviembre de 2007

LA ESCLAVITUD LABORAL Y LOS TRAPOS SUCIOS.


El sector del textil, en la economía globalizada actual, vive una intensa competencia que se traduce en una carrera frenética por reducir costes, introduciendo constantemente nuevos cambios en los diseños de moda y cambiando continuamente los escaparates cada veinte días,… y todo para atender la loca demanda de los consumidores. A trasladar la producción a países del Sur.

"Made in Tánger". Se levanta todos los días a la seis de la mañana, cuando aún es de noche. No sabe leer ni escribir. No puede perder tiempo, tiene que cumplir a rajatabla los horarios del trabajo, ya que de lo contrario le castigarán. No se atreve a pedir nada, no tiene derecho. Trabajara de sol a sol como un “ESCLAVO”.
¿Quién da más? ¡Hagan sus apuestas señores! ...Un trabajo indigno, con continuos despidos, y sin vacaciones ni días de asuntos propios. Beneficios fabulosos, cifras de ventas mareantes, testimonios “desgarradores”, niños sin escuela, jornadas de trabajo interminables, abandono de la manutención de bebes y menores, horarios de miseria, salarios bajísimos , constante acoso sexual, prostitución de menores, condiciones laborales precarias, mujeres sin contrato y sin seguridad social, 150 horas extras obligatorias al mes y, por supuesto, sin remunerar, presión constante de las grandes tiendas, vulnerabilidad de la cadena de producción, talleres textiles clandestinos, políticas empresariales que exigen entregas más rápidas y baratas, prohibición de sindicatos, amenazas, malas condiciones higiénicas y sanitarias, “Semana Fantástica”, “Ocho Días de Oro”, “Semana Blanca”, Rebajas, dos por uno o tres por dos, que más da, Día de los Enamorados, Día del Padre y el día de la madre que lo parió, invertir grandes cantidades en publicidad y marketing...y todo con el único fin lucrarse a costa, en este caso, de la esclavitud laboral y del consumidor más débil, joven e infantil...En fin, tras la moda que consumen las sociedades del bien estar se esconde una oscura historia de injusticia y opresión.
Este artículo, esta basado en varios informes de organizaciones que, presuntamente, están luchando por el establecimiento de los derechos humanos y desvelando a los gobiernos y a las empresas que no los cumplen. En la relación Moda – Trabajo, la responsabilidad social corporativa en la confección textil entre la empresa, sindicatos y organismos internacionales debe ser parte integrante de las prácticas comerciales, garantizando los derechos laborales en toda la cadena de producción de la ropa y manteniendo unos códigos básicos de conducta.
Se han celebrado y difundido seminarios, reuniones, manifestaciones, denuncias, escritos, editoriales de prensa... y los informes siguen levantando ampollas. El motivo es muy sencillo: “Más por Menos” y “Moda que aprieta”. El Corte Inglés (El grupo Induyco), Zara y Máximo Dutti (Inditex), Cortefiel, Mango,... son algunas de las empresas con un trasfondo, mas que sospechoso, que se oculta detrás de sus negocios textiles en Marruecos. En estos negros informes, se relatan las denuncias reflejando cientos de casos de trabajadores, la mayoría mujeres, que ven degradados sus derechos laborales y cerradas las puertas para salir de la pobreza y precariedad. Muchas empresas occidentales producen sus prendas en países del Tercer Mundo y explotan, sin compasión, a los trabajadores, violando en muchos casos sus derechos humanos. La peor parte la llevan las mujeres y los niños. Suelen ser los más afectados . Se convierten en mano de obra esclava. Ni las campañas internacionales ni los proyectos “Ropa Limpia”, “Comercio con Justicia” y “Juega Limpio en las Olimpiadas” han podido producir algún cambio notable en las reglas de conducta del comercio mundial frente a la salvaje y brutal estrategia global de supermercados, grandes almacenes, franquicias así como de todas las marcas de ropa y calzado.
El abuso de poder de las empresas exprime a los trabajadores desde principio hasta el final de la cadena productiva. Consecuencia: pobreza, rebelión, inmigración,... Actualmente el sector textil de Marruecos cuenta con más de 2.000 empresas y más de 30.000 personas trabajan en talleres ilegales fabricando ropa de marcas españolas muy conocidas. Muchos malviven de lo que les pagan e intentan reunir el dinero para llegar a España en patera. 2 euros cuesta, actualmente, la confección de un pantalón a cualquiera de las empresas, arriba citadas, en sus fábricas en Tánger. Ya sabemos todos cuanto cuesta puesto en las lujosas estanterías de la sociedad del bien estar. “Es la gallina de los huevos de oro”. Un negocio seguro, pero manchado de sangre. Las mujeres suponen el 73% de los trabajadores del sector textil en Tánger, donde la estructura patriarcal imperante las convierte en la mano de obra ideal: operarias dóciles, con alto grado de analfabetismo y poca capacidad de movilización. Unas esclavas.

El ultimo 8 de marzo se presento un informe de todos los sindicatos, varias asociaciones y ONGs... denunciando y señalando como responsables directos de esta explotación miserable de trabajadores y trabajadoras indefensos, a los grupos españoles Cortefiel, Zara, Mango, y El Corte Inglés. Y estas son algunas de las reivindicaciones declaradas:
-Hay que movilizarse y crear políticas de responsabilidad social corporativa.
-Planificar estrategias comerciales que garanticen los derechos laborales en toda la cadena.
-Garantizar el cumplimiento de los derechos laborales, fijando los períodos de producción y de entrega adecuados.
-Incorporar expertos en códigos éticos de conducta para controlar el cumplimiento y la definición de las prácticas de compra.
-No discriminar a las mujeres trabajadoras.
-Fomentar una política de empleo que reduzca la pobreza y permita que las normas laborales internacionales y de igualdad de género se desarrollan progresivamente.
-Que Los consumidores presionen a las compañías para que cambien sus prácticas de compra.
-Implicar a la sociedad civil para denunciar las campañas publicitarias teñidas de supuestas y falsas referencias humanitarias. (Por ejemplo la del mayor terrateniente Benetton, la famosa empresa-madre italiana).
-Luchar y erradicar la explotación laboral infantil.
-Vigilar y hacer un seguimiento a las empresas subcontratadas.
-Que las máximas autoridades del deporte mundial impidan que empresas, algunas patrocinadoras, abusen de sus prácticas de compra.
-Que los Gobiernos y organismos financieros no relajen sus legislaciones y sus acciones para atraer inversiones, sino que trabajen conjuntamente para conseguir que las fábricas proveedoras paguen un sueldo digno y respeten los derechos de las personas trabajadoras.
-Respetar los derechos humanos fundamentales, internacionalmente declarados: el apoyo a la libertad de afiliación, el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación laboral y la eliminación de toda forma de trabajo forzoso y obligatorio.
-Reducir los incentivos fiscales para la implantación de empresas multinacionales en países del Tercer Mundo, evitando así el fenómeno de las empresas llamadas «golondrinas» por la facilidad que tienen de cambiar su ubicación sin aportar riqueza ni tecnología en el territorio que dejan.
-Permitir someterse a auditorias voluntarias con el fin de que se realice la producción, pero siempre bajo la responsabilidad de la situación de los Gobiernos o de instituciones financieras correspondientes.
-Aumentar la solidaridad Norte-Sur globalizando los derechos laborales.
-Promover las iniciativas pedagógicas y fomentar la educación y la democracia.
-Que las empresas implicadas con actuaciones humanitarias colaboren en la redistribución de la riqueza y la reafirmación del compromiso de defender la dignidad humana.

Mañana hay que madrugar otra vez. ¿Se atreverá a pedir un aumento? El alquiler se ha puesto por las nubes. Aquí todo sigue igual: mañana trabajará de sol a sol como “ESCLAVO".

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