Las mujeres y los futbolistas en las playas de Achakar se llevan muy bien, porque una de dos o se quieren o no se hablan. Pueden ser madres e hijos, maridos y mujeres, hermanos y hermanas…la verdad es que son indiferentes el uno para el otro, cada uno va a lo suyo, imposible de saber quien está con quien, pero incomprensiblemente, huele a entendimiento y fraternidad, vamos, están muy cerca, tan cerca los dos, que a veces los futbolistas tienen que sortear o mejor dicho driblar a las mujeres desfilando.
Tampoco parece haber problemas de
molestia, ni de policías, ni de guardacostas. Hasta donde yo sé, todo sigue una
tendencia normal y placentera. Se cruzan, se refrescan, se pasean y juegan pero
no se dirigen la palabra, da igual un cabezazo, una chilena, una volea, un chapuzón…da
igual fútbol 7 o fútbol 11 o sin porterías…por lo que me han contado, es
exactamente igual en el resto de las playas en Marruecos. Las mujeres se pasean
entre los futbolistas sin perjuicios, parecen la mar de felices, si te fijas,
ellos están más por la pelota, que por interesarse por sus últimos modelitos de Pret A Porter playeros y chocantes.
El portero es un sindicalista, la
defensa, está formada por dos funcionarios como centrales, los dos laterales
son dos estudiantes, el centro del campo lo forman un maestro, un médico y dos
parados y en la delantera, un inmigrantes y un fontanero. Ni la edad, ni los
andares, ni los modelitos, ni los chapoteos de esas mujeres importan a nuestros
futbolistas.
Lo primero que salta a la vista,
para un foraño, es la diferencia y la desigualdad entre los dos sexos y lo
relaciona automáticamente con una actitud machista y sectorial de los futbolistas. Un escenario inaceptable que no
lo deja sentirse cómodo en medio del partido. Claro, eso significa que no podría
tratarse de una situación normal y natural. Esto tendría que significar mucho
más, indagar en la historia, la religión, las tradiciones y en la evolución paulatina de la mujer en la
sociedad marroquí…Es algo que el visitante no es capaz de ver y entender en una
sola mañana jugando al fútbol en la playa paradisíaca de Achakar, ni tampoco va
encontrar una respuesta clara y rápida en Google.
Y sin embargo, algo, que no sale
en las noticias, nadie habla de ello, y dudo que alguien se vaya a atrever
alguna vez a hacerlo. Así, como lo oyes, hablar de: ¡Esos extraños modelitos,
especialmente diseñados para nadar y calentarse los huesecitos!, hablar de: ¿A
qué se debe taparse y mojarse?, hablar de: ¿Qué papel juega la religión o es
simplemente una cuestión de pudor?, hablar de: ¿Si realmente son practicantes o
sólo lo hacen por miedo a la familia y a la sociedad?, hablar de: ¿Cuáles son las leyes coránicas
referente a este fenómeno?, hablar de: ¿Quiénes son los responsables?. Por el
momento, el silencio de los corderos se apodera de los futbolistas. Yo no voy
ni con mala, ni con buena intención, solo quiero saber, ¡demonios!, ¿Quién fue
la primera que se atrevió a nadar así en medio de los futbolistas? Valiente y
santa tenía que ser.
Yo personalmente pienso que no es
ni de mala educación, ni de mal gusto, bañarse vestidas y que tampoco no deja
de ser especialmente exótico y extravagante ya que lo hacen con Burkinis o con
prendas de casa o de calle, y sin protección ultravioleta. Tendrán sus razones,
que respeto pero no comparto. Se podría hacer un concurso de mojaditas, ya que
a muchas se le quedan marcadas la silueta del cuerpo y las curvas voluptuosas.
La perfección no existe del todo, ni tampoco pretenden imitar a Beyonce,
Jennifer López o Rihanna. Pasan olímpicamente de los complejos. No tienen
ningún inconveniente de presentarse a concursar con sus cuerpos redondos,
polleras por las rodillas, escotes estampados, piernas largas, posturitas en la
orilla… y todo debe ser con la presencia de árbitros por supuesto.
Si uno llega ahí por primera vez,
se queda pasmado por ese evento, por ese espectáculo fuera de lo común, que
tiene lugar a lo largo de todas las playas. Y uno se pregunta ¿todo apunta a
que lo que sucede en Tánger, se queda en Tánger o se extiende por todas las
costas del país? Púes sí, por todo el país y de una forma estrambótica y
graciosa a la vez.
Conclusión, la situación de desigualdad y dignidad en Marruecos camina lentamente, rompiendo moldes y tabúes. Imagino que por el hecho de encontrarse más cerca del mar, un lugar espectacular, donde sus señoras y señoritas podrán sentirse, sin lugar a dudas, como en casa, tienen todo el derecho del mundo a disfrutar ¡que son dos días!, mientras que sus hombres siguen metiendo muchos goles que no suben al marcador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Le agradecemos de antemano su aportación.