La Medina de Tánger, febrero de 2014. |
Es la versión original de un guión de una historia real. La
producción inexplicablemente corre a cargo de los propios actores, haciendo un
favor flagrante a sus majestades sentados en sus tronos sin mover un meñique.
Los figurantes y todos los extras de la metrópoli aseguran que el escenario de
la obra es creíble, lo viven y se presentan en directo. No se trata de una
incursión en el mundo de la ficción, si no tan real, hasta tal punto que cada
afición se pone la camiseta de su equipo. Pantallas de plasma por todas partes,
partidos repetidos en diferido, “Hay gente pa tó”, el espectáculo está servido.
Entonces cuando los intérpretes salen al escenario, entregados e indiferentes
de lo que les rodea, les importa un bledo que la miseria y la pobreza a veces
les destiñe el color de sus banderas. Salen a buscar la victoria, la vida en
colores, el Tiki Taka, los goles de la alegría... Son demasiados y al paso que
vamos, el Tangerwood será tan universal
que pronto acudirán los banqueros para hacer el agosto tan a gusto y el
gasto seguirá a cargo de las hinchadas. Para ellos lo que prima es la fe, la
devoción hipotecada en sus colores y la muerte con las botas puestas. Eso se
llama sacrificio, casi todos exteriorizados como voluntarios de ONGES,
millonarios y pobres. Esos actores están convencidos que tienen un papel de por vida, y así podrán olvidar
las penas y disfrutar más, repitiendo como loros las plegarias de sus
respectivos dioses.
La Medina de Tánger, febrero de 2014. |
Un Bazar cualquiera de la Medina de Tánger, febrero de 2014. |
Esto es una autocrítica, que extrañamente me hace confiar en
ellos como actores que son, niños, jóvenes, adultos y mayores todos me parecen
coherentes. No hay alternativa, amigo. Bueno, sí, sí la hay...La alternativa
somos todos, aquí no se salva ni dios, hay que tragar todo el rollo porque el
patrocinador es él quien maneja "tó el cotarro", da igual colocarte o no en frente de la
pantalla, ¡ya sabes, la ley de la selva! las parabólicas, la televisión
digital, los derechos de imagen, ¡la madre que la pario!: la publicidad… Al
final “tó quisqui” tiene que pasar por el aro por activa o por pasiva,
mientras los reyes del mambo seguirán teniendo
la gallina de los huevos de oro.
La peña del Real Madrid en Tánger ubicada en el Restaurante
La Casa De Italia. Foto realizada en febrero de 2014.
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