Hassan Ben Hammou. Ashakar. Tánger. Agosto 2014. F. Abdellatif Bouziane. |
Lo poco que sabemos de la vida de las personas que nos rodean, es como los libros que tenemos en casa y nunca leemos. Lo poco que podemos saber de la vida de los demás es hablando, un método infalible. Lo poco que podemos saber nos llena un corazón, por pequeño que sea. Lo poco que cuesta comunicarse, nos servirá para guardar los recuerdos. Es la única forma que conozco de mantenerse vivo. Olvídate de la píldora de la felicidad, si tus expectativas se basan solamente en ser el único dueño de tu propia vida.
Hablando del tema, déjenme que os presente a Hassan Ben Hammou. Lo poco que se de su vida me lleno de interés y emoción. Hassan Ben Hammou emigró a Alemania allá por el 62. Recuerda, con nostalgia, aquella Alemania en construcción, alaba aquel sistema laboral estricto e impecable, su seriedad y su puntualidad fuera de lo común. Actualmente, jubilado, dedica su vida a algo de lo que jamás se quiere retirar, a algo que le divierte, y que no hace por dinero. Todas las tardes con la radio puesta, se pone tan contento a vender chocolatinas con la puesta de sol de Achakar en el fondo. Entre lo poco que sé de su vida, te diré que su vivacidad vale la pena. Es una cuestión de principios y de valores.
El carnet de conducir de Hassan Ben Hammou que data de 1970. Expedido en Dusseldorf, Alemania. Foto: Abdellatif Bouziane. |
Ojalá supiéramos poco de la vida de las personas que nos rodean, para ser correspondidos e ilusionados. Ojala supiéramos apreciar para ser apreciados. Y por encima de eso, deberíamos dejar de lado nuestro orgullo y hablar de nuestra vida como individuos, antes de que nuestra propia existencia se nos escurra entre las manos. No es demasiado pedir y nunca es demasiado. Todos escondemos momentos y menudencias vitales de nuestras vidas.
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