sábado, 28 de abril de 2018

Los judíos de Tánger.

Cementerio judío de Tánger. Foto Abdellatif Bouziane. Mayo 2015.
Tánger, siempre fue el centro de atención internacional. Su ubicación geográfica y estratégica la convierte a finales del siglo XIX y comienzos del XX en un foco para la diplomacia internacional y en especial la europea y también para las actividades comerciales y los negocios. 

En 1905 el káiser alemán Guillermo II se pronuncio en Tánger por la continuidad de la independencia marroquí. Sus palabras desatan una crisis internacional. Y el 24 de junio de 1925, Bélgica, España, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Unión Soviética firmaron una Alianza en la Conferencia de Algeciras, para establecer a Tánger como Zona Internacional. Este estatus se mantuvo durante muchos años. Finalmente, en 1471, la ciudad es ocupada por las tropas españolas y queda bajo el dominio de Portugal y España conjuntamente hasta 1661. Durante esa época la población nativa (musulmanes y judíos) de Tánger fue gobernada políticamente por España y administradamente por una gerencia presidida por Al Mendoub, representante del sultán de Marruecos. Esta gerencia dirigió todos los asuntos de la zona internacional a través de una Asamblea Legislativa Internacional de veintisiete miembros. Tres de ellos eran judíos, elegidos por el electorado judío de la ciudad. Y el resto de los miembros eran nombrados por los respectivos cónsules de cada nación. La población judía  de entonces era significante, rozaba los 10.000 de una población total que alcanzaba los 50.000 habitantes. 

La comunidad judía, por su posición, comercial y financiera y por su fuerza y poderío intelectual, podía o se debía haber colocado claramente, con ventaja y poder, para tomar parte importante o ser determinante e influyente en todas las medidas y decisiones en la gestión. Pero no le preocupaba en lo más mínimo, parecía ser, el destino de la ciudad. Los judíos solo se dedicaban a presumir de ser tangerinos, pero indiferentes. Una glorificación que llegaba incluso hasta el punto de un excesivo egoísmo patriota. Muchos los han descritos como parlanchines y charlatanes. Ese fue el rol que jugó la comunidad judía en aquel Tánger fascinante y extravagante. Se quedaron Inactivos políticamente. El mayor lo siento del mundo, llego tarde. Me imagino que se lamentan todavía de no haber hecho algo más por Tánger.

Es cierto que la mentalidad, el comportamiento general y la sociabilidad de los judíos en Tánger fue algo único y muy peculiar. Nunca se implicaron del todo con la sociedad nativa ni con sus costumbres ni con sus vidas. Los judíos de Tánger eran francófilos. La gran mayoría de ellos se educo en la Alianza Israelita Universal, o en escuelas francesas, donde aprendieron la estima y la admiración a la cultura y tradiciones francesas. Aprendieron a amar a Francia. Otros se inclinaron hacia España. Ingresaron en colegios de lengua castellana. Algunos jóvenes judíos  miembros de la generación más joven se dejaron influir por los ingleses por sus preferencias innovadoras y por  sus costumbres y modales tan esquicitos. Otros amaron a Italia y se convirtieron en grandes admiradores de Mussolini. Quien encomendó para Tánger un establecimiento educativo y un buen hospital. Todo lo que aportaba Europa tenía un encanto para cualquier judío de Tánger. Con todo ese aprecio a la nueva civilización sin distinción ni preferencia a ninguna nacionalidad, la comunidad judía no dudo en subirse al carro de la modernidad. Con la independencia de Marruecos, el 20 de octubre de 1956, se inicia un proceso político de desmantelamiento del gobierno internacional de Tánger. El 18 de abril de 1960, tropas marroquíes entran en la ciudad y la incorporan al reino de Marruecos. La adaptación a la nueva situación se saldó con una fuerte crisis económica, que encadeno la huida de casi la mayoría de los judíos y extranjeros.

Pero no hay que olvidar que los judíos permanecieron leales y generosos nunca dejaron su amistad y su fraternidad que les unió durante muchos años a la ciudad de Tánger y a su población nativa, por encima de sus diferencias religiosas y costumbristas. Pero ya se sabe, en esta vida hay que escoger, no se puede tener a la vez la razón y la felicidad. Tiempo que jamás volverá. Los economistas lo llaman oportunidad. Yo lo llamo mala suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Le agradecemos de antemano su aportación.

Marruecos, La Meca de los homosexuales

Sufrimiento. Colección Esperanza. 2016. Acrílico sobre lienzo 60x80cm.  A principio de los 50´ fue realmente cuando Tánger se metió de lleno...