En aquella Tánger tan distinguida por sus calles discretas y estrechas, que se levanta sobre varias colinas, se desarrolla nuestra intima y memorable historia. Era un lugar paradójico y perfecto para un suceso de profunda locura de amor.
En una casa en la casbah, entre aromas de kif y sombras mágicas, vivía "Cherifa". Mogollón de curiosos y de turistas la buscaban. Libros, poemas, fotografías, pinturas, todo tipo de objetos,… y un sinfín de preguntas sin respuestas. Confiesan que fueron incapaces de llevarse de allí nada. Cualquiera que quería verla tenía que acudir al zoco chico, y allí Cherifa, por tan sólo unos pocos Dirhams, dejaba ver su rostro. Difícil acceso para un encuentro con el mismísimo diablo. Nadie se atrevió a mirarla jamás a los ojos, o a preguntarle por Jenny. De todos modos Cherifa era analfabeta y solo hablaba, y no muy bien por cierto, un dialecto marroquí. Una vez delante de ella, uno se daba cuenta de lo maligno y feo que puede llegar a parecer el ser humano. Era vieja y su aspecto era el de una prostituta retirada. Un verdadero personaje raro.
Jenny nació en el seno de una familia judía neoyorquina. Era siempre inquieta. Tenía un sentir de amar y, sobre todo, una forma de escribir excéntrica y diferente. En sus fotografías se puede captar esa rareza. La llamaban el camaleón porque nunca era la misma. Estaba casada con un brutal intelecto. Acomplejada por su superioridad, y por su terror a la página en blanco, estaba siempre convencida de haber escrito solo bodrios, y simplemente pensaba que su carrera literaria era un fracaso, con o sin trabajo, y además estaba convencida de su falta de talento. De pronto algo sucedió y sus caminos se separaron. Entonces Jenny dio rienda suelta a su orientación sexual, viviendo varias aventuras lésbicas, y el propio Paul, por su parte, se manifestó con ambigüedad en sus tendencias homosexuales. Ella siempre manifestó su pena por no haber coincidido con Paul, amén de predicar que el amor es ciego.
Jenny, sin rumbo, y desanimada tras ser abandonada por sus amantes, se introduce en el mundo de las drogas y del alcohol, sin control alguno. Herida y aburrida se cruza en su vida Cherifa, aquel diabólico personaje que empezó siendo su sirvienta y terminó explotándola sin piedad. Para Jenny era una relación difícil y dolorosa. Atrapada, dependiente y ansiosa de agradar a su amada, se vuelve ridículamente sumisa a sus deseos concediéndole sus vestidos, sus joyas y la mayor parte de su dinero. Quedó aprisionada y perdida en el tiempo, cautiva de una maga que dicen está vagando en el desierto. Los rumores de la medina decían que la supersticiosa criada la había hechizado. ¿Chismes y anécdotas?. La historia es así de cruel, y Jenny abandonada otra ves mas, achacaba la perdida de su amada a la magia y al misterio de la literatura. Jenny, creía que Cherifa la tenía embrujada y que le habían dado un brebaje mágico con el propósito de amargarle la existencia. Su unión apasionada y destructiva con esa mujer, y su bloqueo incomprensible como escritora, serían el remate final de su perdición; algo que Bowles nunca ha desmentido. Eran síntomas de una muerte anunciada.
Dicen que Jenny se esforzó por mantenerse activa hasta el final, escribiendo y leyendo, cuando no estaba sumida entre tormentos y obsesiones. Sola, y abandonada por todos sus amigos y por su cerebro, Jenny nunca pudo terminar su obra, ni demostrar que las visiones de la vida son siempre opuestas entre los dos miembros de cualquier pareja.
Por desgracia, tras un ataque de apoplejía en 1957, Jenny perdería gran parte de sus facultades e incluso casi toda la visión, y tras perder la poca razón que le quedaba, es recluida en un psiquiátrico de Málaga, siempre acompañada de Bowles quien incluso le perdonó que cediera sus bienes a Cherifa. Finalmente, tras un ataque de hipertensión, semi inválida y ciega Jenny, quedó recluida en la Clínica de los Ángeles de Málaga, de donde nunca saldría ya por su propio pie.
Muere el 4 de mayo de 1973. En el historial clínico figura claramente su final traumático, duro y agobiante. Lamentablemente hay amores que matan.
La obra literaria de Jane Bowles es breve, pero importante. Hoy son consideradas de culto sus obras: «Dos damas muy serias», novela, «In the Summer House», teatro, y «Placeres sencillos», libro de relatos.
Jenny nació en el seno de una familia judía neoyorquina. Era siempre inquieta. Tenía un sentir de amar y, sobre todo, una forma de escribir excéntrica y diferente. En sus fotografías se puede captar esa rareza. La llamaban el camaleón porque nunca era la misma. Estaba casada con un brutal intelecto. Acomplejada por su superioridad, y por su terror a la página en blanco, estaba siempre convencida de haber escrito solo bodrios, y simplemente pensaba que su carrera literaria era un fracaso, con o sin trabajo, y además estaba convencida de su falta de talento. De pronto algo sucedió y sus caminos se separaron. Entonces Jenny dio rienda suelta a su orientación sexual, viviendo varias aventuras lésbicas, y el propio Paul, por su parte, se manifestó con ambigüedad en sus tendencias homosexuales. Ella siempre manifestó su pena por no haber coincidido con Paul, amén de predicar que el amor es ciego.
Jenny, sin rumbo, y desanimada tras ser abandonada por sus amantes, se introduce en el mundo de las drogas y del alcohol, sin control alguno. Herida y aburrida se cruza en su vida Cherifa, aquel diabólico personaje que empezó siendo su sirvienta y terminó explotándola sin piedad. Para Jenny era una relación difícil y dolorosa. Atrapada, dependiente y ansiosa de agradar a su amada, se vuelve ridículamente sumisa a sus deseos concediéndole sus vestidos, sus joyas y la mayor parte de su dinero. Quedó aprisionada y perdida en el tiempo, cautiva de una maga que dicen está vagando en el desierto. Los rumores de la medina decían que la supersticiosa criada la había hechizado. ¿Chismes y anécdotas?. La historia es así de cruel, y Jenny abandonada otra ves mas, achacaba la perdida de su amada a la magia y al misterio de la literatura. Jenny, creía que Cherifa la tenía embrujada y que le habían dado un brebaje mágico con el propósito de amargarle la existencia. Su unión apasionada y destructiva con esa mujer, y su bloqueo incomprensible como escritora, serían el remate final de su perdición; algo que Bowles nunca ha desmentido. Eran síntomas de una muerte anunciada.
Dicen que Jenny se esforzó por mantenerse activa hasta el final, escribiendo y leyendo, cuando no estaba sumida entre tormentos y obsesiones. Sola, y abandonada por todos sus amigos y por su cerebro, Jenny nunca pudo terminar su obra, ni demostrar que las visiones de la vida son siempre opuestas entre los dos miembros de cualquier pareja.
Por desgracia, tras un ataque de apoplejía en 1957, Jenny perdería gran parte de sus facultades e incluso casi toda la visión, y tras perder la poca razón que le quedaba, es recluida en un psiquiátrico de Málaga, siempre acompañada de Bowles quien incluso le perdonó que cediera sus bienes a Cherifa. Finalmente, tras un ataque de hipertensión, semi inválida y ciega Jenny, quedó recluida en la Clínica de los Ángeles de Málaga, de donde nunca saldría ya por su propio pie.
Muere el 4 de mayo de 1973. En el historial clínico figura claramente su final traumático, duro y agobiante. Lamentablemente hay amores que matan.
La obra literaria de Jane Bowles es breve, pero importante. Hoy son consideradas de culto sus obras: «Dos damas muy serias», novela, «In the Summer House», teatro, y «Placeres sencillos», libro de relatos.
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