viernes, 7 de agosto de 2020

Educación y disciplina.

 

Juan Carlos I fue operado de apendicitis el 23 de septiembre de 1954 en el Hospital Español de Tánger. Por casualidad estaba navegando por él mediterráneo con sus padres justo en frente. Tenía poco más de 16 años. Tánger entonces era una ciudad internacional, era la ciudad de las hermosas mañanas y la ciudad de los milagros culturales. Los pájaros volaban con energía literaria. Qué pena de haber tenido unos gobernantes tan gilipollas y tan perezosos. Aquellos momentos de comunión de personalidades extranjeras con la vida más primitiva y tradicional marroquí sirvieron solo para dar grandes fenómenos, hasta incluso muchos de ellos surrealistas. Nuestros padres eran unos auténticos magos. Eran días de gozo, de prosperidad y de trabajos duros en Tánger. Muchos nativos no pudieron ni se les permitió ir a clase para estudiar. Así como sucedió todo y hubo una injusticia de clases. Nuestra salvación fue fruto de aquella existencia mixta y de aquellas maravillosas mañanas. Pocos años más tarde, nuestros padres se empeñaron y sacaron sus fuerzas y su magia para convertir a sus hijos con brillantez y buena educación probablemente, en una de las mejores promociones y generaciones de la historia de todo Marruecos. Mientras tanto el, Juan Carlos I, cuando se despertó de la operación, el mismo año, 1954, se enroló en una carrera militar de cinco años donde en principio, debía adquirir conocimientos profesionales y sentido de la disciplina propios de esa carrera. 

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