Era un ser alcohólico, mujeriego, marginal y adicto a la soledad eterna. Se levantaba borracho, escribía bronco, se conformaba con Tánger y coexistía con su peculiar emoción como ciudad legendaria. Era la imagen de un boxeador retirado y atormentado, un púgil que nunca tiró la toalla a pesar de que encajó muchos golpes. Era un ser “entre botellas y flores”, pero sus obras siguen seduciendo a sus lectores. Su escritura es peleona, narrativa, sucia, inocente y callejera. Era un ser rebelde que escribía sobre los hijos de nadie, sobre los niños de las calles, sobre la crudeza de la droga, sobre la dureza de las historias del sexo y sobre los olvidados bebedores. Escribía relatos irritados, violentos y groseros. Nos mostraba la otra cara del mundo trastornando nuestra conciencia. Era un ser que se fue endureciendo con los años en sus textos, privándose de las ilusiones y de los sentimientos. Era un continuo atrevimiento por sobrevivir.
Así fue el escritor Mohamed Choukri, bohemio y invadido de ira y alcohol. Representaba el reflejo del dolor humano, de la pobreza de los postergados, de la tristeza de amor y de la violencia de su propia historia. Se cobijaba en sus solitarias borracheras sin ninguna compañía. Su actitud no importaba a nadie. Siempre quería ser escritor, quería descubrir la forma de expresar las calles, las impresiones, las pesadumbres y el serosidad del pueblo. Hasta que llegó el milagro, un efecto poderoso, y entonces Choukri se convierte en un autor rebelde. A partir de ese momento su pluma se atrevió con la familia, la religión y la sociedad. Era la secuela de la naturaleza de sus actos. No es una reacción de un frustrado, todo lo contrario, era el nacimiento de un escritor progresista liberal, alcohólico y con un pasado podrido. Se convierte en un escritor de recuerdos y desamor. En sus obras cita a mujeres, infiernos, perros, sueños rotos, vendedores de cigarrillos sueltos,... Escribía sin tabúes del contrabando, del tráfico de droga, de la prostitución, de la violencia y del maltrato. Relató con todo lujo de detalles la miseria del pueblo rifeño, el colonialismo, las guerras en el norte de Marruecos, los cementerios,...Se atrevió a denunciar las violaciones a menores, el abandono de los huérfanos, el analfabetismo, etc. Con Choukri llegó una de las primeras oportunidades para romper tabúes y prejuicios.
Tánger jugó un papel importante en su desarrollo literario, fue para él una ciudad mítica. Era el nirvana prometida, el entorno matemático y próspero para recrearse. En aquel tiempo la ciudad, de repente, se convierte en un revoltijo cosmopolita de buscavidas, de excéntricos, de desertores, de marines, de... Igualmente se convierte en la cuna de escritores de la talla de Paul Bowles, Truman Capote, Tennessee Williams, Gore Vidal, William Burroughs, Allen Ginsberg, Jean Genet y Jack Kerouac, entre otros. A todos ojos de vista bulle en Tánger un verdadero “ambientazo”. ¡Que lujo!
Así fue el escritor Mohamed Choukri, bohemio y invadido de ira y alcohol. Representaba el reflejo del dolor humano, de la pobreza de los postergados, de la tristeza de amor y de la violencia de su propia historia. Se cobijaba en sus solitarias borracheras sin ninguna compañía. Su actitud no importaba a nadie. Siempre quería ser escritor, quería descubrir la forma de expresar las calles, las impresiones, las pesadumbres y el serosidad del pueblo. Hasta que llegó el milagro, un efecto poderoso, y entonces Choukri se convierte en un autor rebelde. A partir de ese momento su pluma se atrevió con la familia, la religión y la sociedad. Era la secuela de la naturaleza de sus actos. No es una reacción de un frustrado, todo lo contrario, era el nacimiento de un escritor progresista liberal, alcohólico y con un pasado podrido. Se convierte en un escritor de recuerdos y desamor. En sus obras cita a mujeres, infiernos, perros, sueños rotos, vendedores de cigarrillos sueltos,... Escribía sin tabúes del contrabando, del tráfico de droga, de la prostitución, de la violencia y del maltrato. Relató con todo lujo de detalles la miseria del pueblo rifeño, el colonialismo, las guerras en el norte de Marruecos, los cementerios,...Se atrevió a denunciar las violaciones a menores, el abandono de los huérfanos, el analfabetismo, etc. Con Choukri llegó una de las primeras oportunidades para romper tabúes y prejuicios.
Tánger jugó un papel importante en su desarrollo literario, fue para él una ciudad mítica. Era el nirvana prometida, el entorno matemático y próspero para recrearse. En aquel tiempo la ciudad, de repente, se convierte en un revoltijo cosmopolita de buscavidas, de excéntricos, de desertores, de marines, de... Igualmente se convierte en la cuna de escritores de la talla de Paul Bowles, Truman Capote, Tennessee Williams, Gore Vidal, William Burroughs, Allen Ginsberg, Jean Genet y Jack Kerouac, entre otros. A todos ojos de vista bulle en Tánger un verdadero “ambientazo”. ¡Que lujo!
Sus obras han sido censuradas y desaprobadas en varios países árabes, incluso en Marruecos. Ha sido amenazado de muerte y ha sido malmirado injustamente. Era demasiado, en muy poco tiempo, para una sola persona, subsistir diariamente con este peso sobre los hombros.
No sólo hay que escribir. Eso no acaba aquí. Voy a hacer un alto en el camino puesto que mi cuerpo me pide “un pelotazo”. Es hora de recordar los ausentes.
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